Para el pesto, trituramos 1 diente de ajo en un vaso de batidora, agregamos una pizca de sal y la albahaca, y batimos hasta conseguir una pasta. Agregamos los piñones, la mitad del queso parmesano, un chorrito de aceite y volvemos a batir. Echamos el resto del parmesano, un poco más de sal, pimienta negra, un chorro de zumo de limón y otro chorrito de aceite. Mezclamos todo hasta que el pesto tenga la consistencia adecuada.
Revolvemos los tomates con 2 cucharadas de aceite de oliva, un poquito de sal, pimienta, 1 diente de ajo machacado y las escamas de guindilla, y reservamos la mezcla.
Cocinamos la pasta en agua con un poco de sal hasta que quede al dente.
Agregamos el pesto y los tomates a la pasta, y mezclamos todo a fuego medio-alto hasta que esté bien caliente y los tomates se hayan cocinado ligeramente.
Servimos la pasta en boles, espolvoreamos unos puñados generosos de queso rallado «Emmental Millán Vicente» y decoramos con unas hojas de albahaca.